martes, 16 de junio de 2015

Historia del Reiki


 

 

Historia del Reiki


Visión personal de la historia de reiki.


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La historia japonesa  de Reiki Usui.

El ancestral y perdido método de sanación natural, que hoy en día ha sido bautizado con el nombre de Reiki, fue descubierto a principios del siglo XX (1922) por Mikao Usui Sensei, monje budista laico y Maestro espiritual de la ciudad de Kioto, Japón.
Mikao Usui nació el 15 de agosto de 1865 en la aldea de Ta­niai-Mura, que está situada en el distrito Yamgata, de la prefec­tura de Gifu, en el sur de Japón, en una familia ilustre, bien aco­modada y muy devota de la doctrina de Gautama Siddharta y que seguía con anhelo las enseñanzas del Buda. En el seno de este lugar se crio Mikao Usui. Desde muy joven conoció la vida y to­das las historias referentes a la búsqueda de la verdad y de la iluminación de Buda; esto le fascinaba y deseaba imitarlo.
Usui oyó siempre narrar las grandes vicisitudes que pasó el noble Siddharta cuando un día abandonó su palacio, sus sier­vos, su vida principesca y, con una simple túnica, se fue en busca de la Verdad última, pasando extremas dificultades, ayunos y largas meditaciones para alcanzar la iluminación final.
Mikao Usui se sintió fuertemente atraído y seducido por el amor y la comprensión que irradiaban las enseñanzas y la per­sonalidad de Buda, y por las capacidades de sanación que ad­quirió después de alcanzar la iluminación. No solo el Buda, sino también algunos de sus devotos, tras seguir sus conocimientos sagrados, obtuvieron los mismos resultados.
Después de casarse y haber tenido dos hijos, dejó su hogar. Su necesidad de alcanzar el método para sanar el cuerpo, la mente y el alma como lo hacía Buda, llevó a Usui a viajar por los lugares sagrados budistas de Japón sin descanso y siempre pre­guntando lo mismo. Los monjes budistas respondían también siempre de la misma manera, que desde hacía largo tiempo las enseñanzas budistas se habían dirigido a la expansión y creci­miento espiritual como premisa fundamental, y que el método de sanación del cuerpo se había diluido con el paso de los tiem­pos, no existiendo ya conocimiento sobre él.
Tras largas peregrinaciones y búsqueda, sus esfuerzos se vie­ron coronados con el éxito cuando entabló relación con un viejo abad de un monasterio zen cerca de Kioto, quien se interesó en su búsqueda. Estuvo más de tres años en dicho monasterio, y un día, siguiendo el consejo de su viejo amigo abad, Mikao Usui se retiró al sagrado monte Kurama, no muy lejos de allí, para hacer ayuno absoluto y meditación hasta alcanzar su objetivo. Una vez llegado al monte, alineó delante de él piedras en gru­pos de siete, y al final de cada día arrojaba una para ir marcando el tiempo transcurrido.
Durante todo su retiro no hizo otra cosa que ayunar y medi­tar. Al amanecer del vigésimo primer día, percibió un rayo luminoso y brillante dirigirse velozmente hacia él. Pese a su miedo inicial, decidió no moverse. Usui se dijo a sí mismo que iba a morir cuando entró en un estado de supraconciencia y de pronto vio miríadas de pequeñas burbujas multicolores de to­dos los tonos del arcoíris. Una voz que venía desde su interior le habló: «Recuerda, recuerda, recuerda… Tú eres eso». De esa forma, Usui Sensei alcanzó el estado que los japoneses llaman «Satori» (el «samadhi» de los hindúes), es decir, el estado de re­alización del Ser, la iluminación.
Y así, como consecuencia de esa experiencia en la que Usui Sensei se volvió uno con la Energía Universal, nació la forma ac­tual del Reiki, un regalo que el Maestro Usui recibió y que deci­dió compartir con el mundo.
Cuando Usui volvió a percatarse del mundo exterior, se dio cuenta de que el Sol se encontraba ya en el cénit. Su hambre y su fatiga ya no tenían importancia porque una nueva energía se había apoderado de él. Así recibió su sintonización con el Reiki y obtuvo el Conocimiento de sí mismo.
Usui decidió entonces dejar la montaña, anhelando comuni­cárselo a su viejo amigo el abad. Durante el descenso, yendo descalzo y con las prisas, se hirió en un pie, provocando que la uña del dedo pulgar se pusiera a sangrar. Desgarrado por el do­lor, se agarró el pie durante algunos minutos, canalizando ener­gía del Reiki hacia su dedo. El dolor se calmó casi de inmediato y la hemorragia se detuvo. Su propia curación sería la primera de una larga serie de curaciones.
Posteriormente, y debido a que tenía hambre, se detuvo en una posada donde comió copiosamente sin que la ruptura del ayuno supusiera un problema para él, y curó a la nieta del po­sadero de un fuerte dolor de muelas a cambio de la cena. Esta sería la primera sanación que realizaría a otra persona.
Esa misma tarde Usui volvió al monasterio de Kioto, donde ayudó al abad a vencer los dolores de una violenta crisis de ar­tritis y un fuerte dolor de espalda que lo mantenía en cama.

Al cabo de algunos días, con las bendiciones del abad, deci­dió marchar a los barrios bajos de Kioto para sanar a los mendi­gos y ayudarles a vivir en mejores condiciones. Pasó allí unos seis meses tratando gratuitamente a los pobres, pero comprobó que una vez sanados, en lugar de trabajar, muchos volvían a su antiguo modo de vida.

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A algunos les preguntó por qué habían renunciado a su nueva vida, y ellos le respondían que trabajar era demasiado fa­tigoso y preferían la vida de mendigo, que les parecía más có­moda.
Esta respuesta trastornó profundamente a Mikao Usui y le hizo reflexionar. Los monjes tenían razón: «El desarrollo del es­píritu es lo prioritario y el cuerpo le sigue después». Rehusó en­tonces tratar gratuitamente a los mendigos por su falta de apre­ciación y comprendió que se había limitado a sanar sus cuerpos, sin enseñarles a ser agradecidos con sus vidas y sin proporcio­narles una solución radical a sus problemas. Usui se dio cuenta que no podría lograr curaciones reales sin encauzar el espíritu de sus pacientes. Fue entonces cuando, tras larga meditación e inspirado por la lectura de una obra del doctor Suzuki Bizan (según se cree), crearía y daría a conocer los ideales del Reiki, co­nocidos actualmente como los cinco Principios de Usui:
  1. Solo por hoy, no te enojes.
  2. No te preocupes.
  3. Sé agradecido.
  4. Trabaja diligentemente y honradamente.
  5. Sé amable con los demás.
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Poco tiempo después, Usui decidió abandonar definitiva­mente el gueto y volver a Kioto, donde comenzó a recorrer con una antorcha en la mano, a plena luz del día, las calles de la ciu­dad. Cuando le preguntaban por qué hacía eso siendo de día, respondía que buscaba personas en busca de la Luz de la cual él era portador, personas realmente dispuestas a curarse, y que una antorcha ardiendo podía encender muchas apagadas.
A partir de ese momento comienza la última fase de su vida, viajando por todo Japón, dedicándose por entero a la enseñanza de la meditación y del método curativo con Reiki. Con este pro­pósito creó una clínica (Dojo, en japonés) en Tokio.
Usui Sensei murió el 9 de marzo de 1926 durante uno de sus cursos, y se encuentra ahora enterrado en el templo budista de Saihoji en Tokio. La historia de su vida, cuyos principales suce­sos se acaban de resumir, se encuentra grabada sobre su lápida funeraria, que ha sido descubierta a finales del siglo pasado.
Antes de su muerte, Usui escogió a su sucesor entre los veintiún maestros de Reiki que formó. Eligió al que le pareció que mejor había asimilado sus enseñanzas, Juzaburo Ushida (1865-1935), oficial de marina retirado. Juzaburo Ushida fue quien le sucedió y dirigió, tras la muerte de Usui a principios del siglo xx, la sociedad creada por el propio Mikao Usui («Usui Reiki Ryoho Gakkai») para extender el Reiki; también fue quien escribió el texto de la lápida conmemorativa de Usui.
Ushida vio a Usui por primera vez en un mercado mientras este portaba una antorcha en la mano y hablaba a la gente. Cuando Usui lo vio, le dijo: «Eres demasiado joven para reti­rarte, ven conmigo y ayuda a esta gente». Ushida aceptó.
Usui pidió a Ushida que tomara el compromiso de liderar la «Usui Reiki Ryoho Gakkai» y que le prometiera que esta nunca desaparecería de la Tierra. Ushida y otros maestros se lo prome­tieron y él fue elegido para seguir sus pasos y liderar la «Usui Reiki Ryoho Gakkai» cuando Usui muriera.
El doctor Chujiro Hayashi fue otro de los maestros que formó Usui Sensei y el único médico de profesión. Hayashi se separó de la «Usui Reiki Ryoho Gakkai» al morir Usui y creó una escuela que se llamaba «Hayashi Shikin Reiki Kenkyukai» del Sistema
Hayashi, y fundó la primera clínica de Reiki en Tokio, cerca del Palacio Imperial, en el barrio de Shina No Machi. Como militar, era más sistemático que asceta, y comprendió cuan importante era codificar las técnicas del Reiki y, al mismo tiempo, probar su eficacia. Al Maestro Hayashi le debemos muchas de las técnicas que se utilizan actualmente en el Reiki-Ho.



Usui le había hablado a Hayashi de su experiencia con los mendigos y de su gran error. Le dijo:

Primero dirígete al espíritu y luego sana lo físico. Hay que te­ner un cuerpo sano y una mente sana para que un hombre esté completo, y recuerda que los mendigos carecen de gratitud, por lo que no debes darles más tratamientos ni cursos de forma gratuita.
En la clínica de Reiki de Hayashi se aplicaba Reiki a los pa­cientes, incluso las veinticuatro horas del día en los casos parti­cularmente graves, y, muy a menudo, por varios terapeutas a la vez.

Gracias a las investigaciones de Hayashi, sabemos que el Reiki llega en primer lugar a descubrir en el individuo la causa primera de sus síntomas físicos. Luego, a remediar sus carencias energéticas y, finalmente, devuelve el equilibrio global. Además del tratamiento de los pacientes, la clínica aseguraba igualmente una preparación a todos los que querían curar a otras personas por medio del Reiki. A partir de ese momento, numerosos estu­diantes comenzaron a curar por todo Japón. Tras la muerte de Hayashi había cerca de un millón de practicantes en Japón des­pués de la Segunda Guerra Mundial.


La tercera gran Maestra de la historia actual del Reiki para Occidente fue Hawayo Takata, norteamericana de origen japo­nés, oriunda de Kawai en Hawai. De familia humilde, Hawayo, desde muy niña, tuvo que arar, recolectar caña en condiciones muy adversas y realizar labores impropias de una niña de su edad en campos de caña de azúcar. Siendo muy joven se des­posó con Saichi Takata, encargado de los campos de caña en los que trabajaba. Tras unos años, Saichi murió y dejó a Hawayo Ta­kata con dos niñas y en precarias condiciones. Esto la obligó a realizar tareas penosas y muy duras durante años para sacar su hogar adelante.

 El resultado fue, al cabo del tiempo, una mujer muy deprimida, con grandes desarreglos en el estómago y una malformación tumoral.
Por causas del destino, falleció una hermana suya y regresó en muy mal estado a Japón, su país de origen, para informar a su familia de la triste desgracia. Dada su precaria salud, se le hizo una revisión en un hospital de Japón, donde le diagnosti­caron piedras en la vesícula, una malformación tumoral y una enfermedad pulmonar, por lo que tenía que ser intervenida qui­rúrgicamente.

Estando Takata en el quirófano tendida para la operación, escuchó tres veces unas palabras que le susurraba alguien en su interior: «La intervención es innecesaria y no debes hacértela». Hizo caso de estas palabras, canceló la operación tras hablar con el médico y, a través del mismo cirujano, se enteró de otra alter­nativa para sanar sus dolencias. Este le habló a Takata del doc­tor Hayashi y su método de sanación del cuerpo, y así Takata entró en contacto con su clínica. El destino seguía dirigiendo la vida de Takata, en su afán de implantar el Reiki en la Tierra.

En la clínica, dos discípulos del doctor Hayashi canalizaban Reiki todos los días a Takata, y ella sentía un fuerte calor en sus manos. Takata, en su sencillez, pensaba que utilizaban algún tipo de motor, pero a pesar de que lo buscaba por todas partes, no lo encontraba. Finalmente, se le ocurrió que podía estar bajo las mangas de los kimonos de los terapeutas, pero cuando se fi­jaba, se daba cuenta de que estaban vacías. No obstante, su ac­titud dejaba intrigados a los terapeutas, y cuando finalmente Takata les explicó lo que buscaba, ellos se rieron mucho. Fue Hayashi quien le explicó más tarde a Takata en qué consistía el Reiki, y ella, emocionada, quiso aprenderlo.


El doctor Hayashi estaba sorprendido por las preguntas de Takata, ya que no era normal entre las damas japonesas pregun­tar nada. Él consideraba la forma directa de preguntar y la cu­riosidad de Takata como parte de su cultura norteamericana.
Al cuarto mes de tratamiento, a Takata le habían desapare­cido todos sus males. No había rastro de la malformación, de las piedras en la vesícula, de la enfermedad pulmonar, ni de la de­presión.


Hawayo Takata, tras mucho insistir, consiguió a través del cirujano que Hayashi le permitiera aprender Reiki. En la prima­vera de 1936 fue iniciada en el primer nivel y, un año después, en el segundo.

Takata volvió a Hawai en 1938 y fue visitada allí por Ha­yashi y su hija. En 1939 conseguía la Maestría de Reiki. Sería la decimosexta y última maestra que iniciaría el doctor Hayashi. Poco después, Hayashi volvería a Japón, mientras Takata hacía sanaciones en Hawai con mucho éxito.

Una mañana, cuando Takata se estaba despertando, sintió una presencia. Cuando abrió los ojos, vio al doctor Hayashi de pie junto a su cama, vestido con un kimono blanco de seda. Ella pensó: «Esto es un mensaje. Debo volver a Japón inmedia­tamente». La imagen desapareció. Enseguida, Takata tomó un barco a Japón.

Hayashi reunió a su familia y, junto a Takata, les dijo: «Va a haber una gran guerra y, como oficial de la Armada Imperial, seré responsable de la pérdida de muchas vidas. He decidido no hacerlo. En su lugar dejaré mi cuerpo el martes a la una de la tarde. Por favor, invita a toda la familia y a los maestros de Reiki».

Tuvo una larga charla con Takata y le dijo que había decidido que ella continuara su trabajo. Takata estaba complacida de tener ese honor. Él le dio las directrices para dejar Japón y volver a su casa, y le dijo en qué lugares estaría segura durante la guerra. También le contó cuál sería el resultado de dicha guerra.


Hayashi se vistió con su kimono de seda blanco, dio los últi­mos mensajes a la gente que había allí reunida, explicando que el emperador y los militares creían que él era un espía que pla­neaba revelar los planes de invasión de Pearl Harbour a Estados Unidos. Hayashi pertenecía a la nobleza y, según sus creencias, decidió quitarse la vida por este motivo. Hayashi nombra a Ta­kata sucesora de su escuela, entre los dieciséis maestros que formó en Shinpiden. Takata quiso convencer a Hayashi de que no se suicidase, para preservar el honor de la escuela y de la fami­lia, pero este muere el martes 10 de mayo de 1940, justo cuando está comenzando la guerra. Con esta acción demuestra que no tiene nada que ver con lo que decían de él y conserva su pala­bra y su honor.

Takata se dedicó a la enseñanza del Reiki desde entonces, y hacia el año 1970 decidió iniciar a otros en la Maestría de Reiki. Durante más de treinta años fue la única maestra de Reiki en ac­tivo en Occidente. A su muerte, el 11 de diciembre de 1980, había iniciado a veintitrés maestros en los Estados Unidos y Canadá.
Poco antes de su muerte, Takata y algunos maestros funda­ron la «Reiki Alliance», Asociación Americana de Reiki, con la misión de organizar y coordinar la transmisión de las experien­cias del Reiki. Posteriormente, esta asociación se dividió en dos ramas, todavía en activo en Estados Unidos.

Una de ellas es la «Reiki Alliance», fundada en 1981 por Phyllis Lei Furumoto, nieta de Takata, y veintiún maestros. La segunda asociación es la llamada AIRA (American International Reiki Association, Asociación Americana Internacional de Reiki), fundada en 1982, y está presidida por la antropóloga norteame­ricana Barbara Weber Ray discípula de Takata. A esta asociación también se la conoce por la «Técnica Radiance» (resplandor), y tiene un enfoque menos tradicional y más científico y experi­mental del Reiki, con un centro de documentación e investiga­ción muy eficaz.

Dado que Chujiro Hayashi se retiró de la «Usui Reiki Ryoho Gakkai» tras la muerte de Usui y que dirigió sus investigaciones y el desarrollo de nuevas técnicas para trabajar con Reiki al mar­gen de dicha sociedad, el estilo que transmitió a Hawayo Ta­kata, y en consecuencia el que esta transmitió a sus discípulos, varía en gran medida del estilo que utilizaba y que enseñaba el Maestro Usui.

El estilo de Takata fue el que se conservó durante mucho tiempo en Occidente tras la muerte de Hayashi, y fue, incluso, el que se llevó y se extendió por Japón a partir de 1984. No obstante, las enseñanzas originales de Usui Sensei fueron conservadas por sus sucesores miembros de la «Usui Reiki Ryoho Gakkai» en Japón. Actualmente, dicha sociedad tiene alrededor de doscientos miembros, y el legado de las enseñanzas de Usui Sensei lo transmiten únicamente entre ellos.

Gracias a los viajes que he realizado a Japón y a mis investi­gaciones, he tenido acceso a muchas de las enseñanzas conser­vadas por la «Usui Reiki Ryoho Gakkai». El Sistema Usui Japonés que enseño actualmente en la Alianza Española de Reiki tiene, además, contenidos de otras escuelas japonesas modernas, como el Gendai Reiki-Ho, cuyo presidente es Hiroshi Doi, Reido Reiki, cuyo maestro fundador es Fuminori Aoki, y contiene enseñanzas de otros maestros como Masaharu Ueno, Tanaka Sensei, miem­bro de la «Usui Reiki Ryoho Gakkai», y Shingo Sakuma, monje zen japonés.

Aparte del Sistema Japonés, del linaje de Hawayo Takata se originó otro muy extendido: el Sistema Tibetano, basado en el que empleaba una discípula suya llamada Iris Ishikuro, que fue desarrollado en el Tíbet y que añade cuatro símbolos más a los ya introducidos en el sistema japonés, y otras muchas técnicas y meditaciones. El Sistema Tibetano se comenzó a enseñar en Es­tados Unidos en 1984.

La tumba de Usui Sensei se encuentra en Tokio 0apón), en el distrito de Toyotama, en el templo Saihoji, dentro del cemente­rio. Se reconoce fácilmente debido a su altura, que sobresale en­tre todas las demás tumbas, y lleva el inconfundible sello fami­liar del Sol y de la Luna de la familia Usui.

La inscripción de la tumba, según el investigador japonés Ta-naka Sensei, cuenta la verdadera historia de Mikao Usui, y está escrita en japonés antiguo de principios de siglo. La extensa ins­cripción fue redactada por los señores Okata y Ushida, este úl­timo sería presidente de la «Usui Reiki Ryoho Gakkai» y sucesor de Usui Sensei.

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Traducción de la lápida conmemorativa.

«Se llama toku, virtud personal, cuando una persona ha trabajado duramente y con empeño consigo mismo y ha conse­guido desarrollarse interiormente. Cuando una persona difunde la manera de entrenar, enseñar y salvar a los demás, y lo aplica a las personas, a eso se le llama kou, méritos o contribución so­cial. Se llama “grandes Maestros” a las personas cuando sus mé­ritos y su contribución social son elevados y su virtud personal es muy grande. Todos los sabios, filósofos y los hombres intelec­tuales que han fundado escuelas para enseñar alguna ciencia, o para difundir alguna religión, han sido hombres de grandes mé­ritos y de alta virtud personal que, además, aportaron una enorme contribución social.

El Maestro Usui era como todos esos hombres. Usui Sensei enseñó un método de sanación de la mente y del cuerpo basado en el Reiki del Gran Cosmos. Una enorme cantidad de gente de muy diversos lugares se le acercó y se enteró de este sistema, y mucha de la gente que quería aprender este remedio o tratarse con él se aproximó al Maestro Usui. Fue muy próspero, vino mu­cha gente.

El primer nombre del Maestro era Mikao y su sobrenombre era “Gyohan”. Era de Taniai-Mura, Yamagatagun, Gifu-Ken. Y su an­cestro era Tsunetane Chiba (un comandante militar del final de la era de Heian hasta el comien­zo de la era de Kamakura). El apellido de su padre era Tsune­tane, y el nombre de su padre era Uzaemon. El apellido de su ma­dre era Kawai. El Maestro nació el 15 de agosto del primer año Keio (1865). Desde joven estudiaba duro a pesar de las dificultades económicas, y sus habilidades académicas eran extraordinarias.

Tenía muchos amigos, y de adulto se fue a es­tudiar a Occidente y a China. A pesar de las aspiraciones que te­nía, las cosas a veces no le iban tan bien como merecía, y frecuen­temente vivió en la pobreza y tuvo poca suerte. Debió afrontar muchas dificultades, pero él nunca se rindió y siguió sin miedo y con tesón empeñado en su entrenamiento, su aprendizaje y la búsqueda del sentido de la vida.

Un día subió al monte Kurama para ayunar y llevar a cabo unas disciplinas espirituales muy duras, y al vigésimo primer día de ayuno sintió el gran Reiki entrar por su coronilla en la cabeza, y en un instante consiguió Satori (estado de Supracon-ciencia), y llegó a dominar y realizar el Reiki Ryoho. Después de practicar este remedio consigo mismo y también probarlo con su familia, descubrió que los efectos aparecían inmediatamente. Usui Sensei sintió que “en lugar de sanar solamente a sus fami­liares, era mejor compartir esta alegría, la fuente de la felicidad, con todo el mundo”, y decidió enseñar este método a tanta gen­te como fuera posible.

En el mes de abril del año 11 de Tashou (1922), fundó una Gak-kai (sociedad) en Aoyama-Harajuku, en Tokio, y empezó a ense­ñar públicamente el Reiki Ryoho, y también a tratar a la gente con el Reiki Ryoho. Los zapatos de la gente que venía de lugares leja­nos desbordaban la clínica (dojo). En septiembre del año 12 de Taishou (1923), un gran terremoto y un gran fuego devastaron el área de Kanto (Tokio y alrededores), y mucha gente sufrió heridas o enfermó, por lo que sufrían. Usui Sensei sintió una profunda pena al respecto, y todos los días salía a la ciudad para ayudar y dar tratamientos a esta gente. Fue incontable la cantidad de gente que trató y a los que salvó. En cuanto a las actividades de socorro de este desastre, lo contado anteriormente es un breve relato.

Como muy pronto se quedó pequeña su clínica (dojo), se trasladó a Nakano (un lugar que está en las afueras de Tokio) en febrero del año 14 de Taishou (1925).
Su fama ya era entonces extraordinaria y se extendió aún más por todo el país, siendo invitado a ir a varios sitios en Japón. Res­pondiendo a las invitaciones, el Maestro fue a Kure, Hiroshima, Saga y después a Fukuyama, y allí es donde cayó enfermo y mu­rió en un ryokan (hostal japonés). Esto fue el 9 de marzo del año 15 de Taishou (1926). Tenía entonces sesenta y dos años.

La mujer de Usui Sensei se apellidaba Suzuki y su nombre era Sadako, y tuvieron un hijo y una hija. El hijo se llamaba Fuji y heredó el apellido de la familia.
El Maestro Usui era generoso y modesto, y tenía una gran fe. Era de carácter cálido y cauteloso, y le importaba poco guar­dar las apariencias externas. Su constitución física era fuerte y grande, y estaba siempre sonriente. Era un hombre de fuerte vo­luntad, tolerante, prudente y muy preparado. Usui Sensei era versátil, tema muchos talentos y le gustaba especialmente leer. Tenía grandes conocimientos sobre historia, leía libros de medicina y era un gran conocedor de los Sutras budistas y de la Bi­blia cristiana. También sabía de psicología, fisonomía, ciencia y sobre artes mágicas. Sus conocimientos, y su disciplina y prác­tica espiritual, fueron la clave para crear y realizar un método de sanación basado en la ley del Reiki (Energía Universal)

Si reflexionamos, el principal objetivo de este Rei Ho (se re­fiere al Usui Reiki Ryoho), no es solo sanar las enfermedades. Su propósito está en cultivar un corazón puro para disfrutar de la felicidad en la vida, y para mantener el cuerpo sano a través de Rei No (el don para sanar o poder misterioso del universo) que nos otorga el cielo, y también disfrutar de los buenos actos de la vida. Por esto, para aprender este método, primero recitamos las wakas (poemas) del emperador Meiji y, una vez por la ma­ñana y otra por la tarde, decimos mentalmente los cinco princi­pios para enseñar a los demás:
  1. Solo por hoy, no te enojes.
  2. No te preocupes.
  3. Sé agradecido.
  4. Trabaja diligentemente y honradamente.
  5. Sé amable con los demás.

Estos son los principios esenciales y más importantes de esta disciplina. Las bases son similares a las que usaban los sabios y los santos de tiempos antiguos para sanar el corazón y la mente. Usui Sensei (el Maestro) consideraba estos principios “los secre­tos de la felicidad y la medicina espiritual para todas las enfer­medades”, y debemos saber que estos principios tienen este pro­pósito y poseen estas propiedades en la enseñanza. Además, su manera de enseñar era muy fácil de entender, muy cercana y simple. Era rezar con las manos juntas, por la mañana y por la tarde, y pedir cada día ser puro y estar sano en el corazón, la mente y el cuerpo. Recitar los cinco principios mentalmente, y aplicar y reflejar estos cinco principios en la vida cotidiana es algo esencial. Por esta razón, este Rei Ho (método de sanación) puede ser fácilmente aceptado. Es un método con el que cual­quier persona, con un pequeño esfuerzo, puede conseguir de­sarrollar Rei No o el don para sanar.

Hoy en día el mundo está cambiando drásticamente, y tam­bién hay muchos cambios en los pensamientos y en la filosofía. Afortunadamente, si podemos extender este Rei Ho, podremos de esta manera ayudar a aliviar las perturbaciones del corazón de la gente e incrementar la moralidad. Por tanto, lo que conse­guimos con este método no son solo los beneficios para sanar las enfermedades antiguas, sino también corregir las enferme­dades crónicas y los malos hábitos.

El número de los discípulos de Usui Sensei llegó a ser más de dos mil y los primeros discípulos directos que vivían en To­kio iban al dojo, según su deseo, y aprendían esta gran obra y la extendían, y los que vivían en provincias, igual que los de Tokio, transmitieron también este método.

El camino del reiki, editorial Edaf. Dr. Antonio Moraga.

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El Maestro Usui
Hayashi Chujiro
Hawayo Takata
(1865-1926)
(1880-1940)
(1900-1980)

aEl “Linaje de Reiki” hace referencia a la cadena de iniciaciones que une a cada Maestro con Usui Sensei. El Linaje siempre comienza con el Maestro Usui y de Maestro en Maestro llega hasta cada uno de los practicantes.
Básicamente existen dos cadenas de linaje: el Reiki Tradicional Japonés(Linaje del Maestro Usui a través del “Usui Reiki Ryoho Gakkai”) y el Reiki Occidental (Linaje Usui-Hayashi-Takata a través de “Reiki Alliance” fundada por la nieta de Takata, Phyllis Furumoto, “Radiance Technique” fundada por Barbara Weber Ray y los Maestros independientes).

   Ideograma Reiki
   en kanji antiguo

La historia de Reiki Usui transmitida por Takata  para occidente.

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La historia Reiki no es realmente la historia personal de Mikao Usui. Describe la travesía que cada uno de nosotros emprende cuando somos iniciados en Reiki.

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A nivel metafísico, la historia apócrifa del doctor usui como cristiano representa una fallida partida en la búsqueda del Reiki por parte de Mikao Usui. Esta parte de la historia Reiki nos dice que la búsqueda o travesía espiritual no requiere que viajemos hasta un lugar distante. El regreso a casa de Mikao Usui indica que nuestro viaje espiritual comienza en el hogar, el lugar con el que estamos familiarizados. En tiempos antiguos, el fogón de la casa se consideraba sagrado, a la vez el centro de la casa y el lugar donde el viaje comenzaba y al que el viajero regresaba. El hogar también podía significar esa parte interna nuestra que es nuestro yo genuino o nuestro espíritu intrínseco o esencia. También, cuando te dispones a descubrir algo viajas a gran distancia del punto donde comenzaste, o sea: desde el lugar de la ignorancia a un estado de conocimiento. Una vez que has aprendido todo lo posible, esa información y experiencia hallará un hogar dentro de ti y se convertirá en una parte tuya, de sus talentos y tus conocimientos.

Reiki mikao usui

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La Búsqueda
Al regresar a Japón, Mikao Usui prosiguió su búsqueda viajando de monasterio en monasterio y preguntando si alguien sabia cómo sanar con las manos. Se le respondía que “solía hacerse, pero ya no sabemos cómo se hace. Ahora sólo sanamos la mente, no el cuerpo.”
Cuando desarrollamos un anhelo de descubrir el sendero de nuestra vida tendemos a viajar de idea a idea, de modalidad a modalidad, a menudo descubriendo que ellas nos enseñan una porción de lo que estamos buscando métodos de sanación para el cuerpo, religión para el espíritu, psicología para la mente y emociones nada de lo cual, cuando se lo toma en sí, puede ser considerado integral. La sanación genuina es siempre integral; sanación de la mente emociones, cuerpo y espíritu. Un auténtico sendero espiritual es siempre integral.
Esta parte de la historia es también una clave para el significado de la palabra “monasterio”, el lugar donde la mente es sanada. Ese lugar es el segundo nivel de Reiki. También puede significar que en el segundo nivel del mándala del Buda de la Sanación cada una de las familias de bodisatvas son como monasterios separados, y todos sanan la mente.

Anhelo de Sanar con Sus Manos

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Anhelo de Sanar con Sus Manos
Fuese cualquiera el motivo, ya por el desafío de un estudiante o debido a que había estado enfermo, Mikao Usui desarrolló el anhelo de sanar con sus manos. (Frank Arjava Petter, en Fuego Reiki, dice que Mikao Usui padeció una seria enfermedad.) Un viaje siempre requiere una meta, caso contrario falta la motivación para emprender el viaje. Uno no lograría enfocarse en él, tampoco sabría hacia dónde va ni cuando ha llegado. En occidente, mucha gente emprende la travesía espiritual sin establecer primero una meta. Entonces, van a la deriva de un lado a otro, siguen primero a un maestro y luego a otro y a otro (según la última moda) sin tener sentido de llegada o de beneficiarse plenamente de los dones e introspecciones que les son presentadas durantes los variados cursos y conferencias a las que asisten. Buscan interminablemente porque se plantean un interrogante, pero jamás hallan algo porque no fijaron una meta. El viaje es la lección y la meta es el don adquirido por aprender la lección. El avance hacia cualquier meta establecida puede constituir un viaje espiritual. En Reiki, la meta es sanarse a si mismo física, mental/emocional y espiritualmente, para que puedas tener acceso al nivel cósmico de la iluminación.

Reiki en occidente

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También pueden haber existido otras dos razones para incluir aspectos cristianos en Reiki. Durante la vida de Mikao Usui (1865-1926) los budistas de Japón estaban envueltos en una lucha para impedir que el cristianismo ingresara a su país. La ley para prevenir el cristianismo que se predicaba o enseñaba en Japón no fue revocada hasta la década de 1870. Creo que la mención de cristianismo y budismo dentro de la historia nos dice que los practicantes de Reiki pueden ponerse por encima de tales altercados entre religiones; el Reiki puede ser practicado por cualquiera, ya sea cristiano, budista, o de cualquier otra religión.
Otra razón para que el cristianismo fuera incluido podría ser para indicarle a los cristianos que la historia Reiki es similar a las historias narradas por Jesús: ¡una parábola! Jesús indicaba que sus historias contenían un conocimiento oculto (esotérico) que le es revelado al estudiante cuando está listo para entenderlo.

El segmento occidental del reiki

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El segmento occidental  parece darnos algunas definiciones. La palabra Japón significa “hogar” y el hogar puede significar nuestro cuerpo, que es el hogar de nuestra alma yo o Cristo buda. Las palabras Cristiandad y Estados Unidos pueden ser definidas respectivamente como una filosofía o sistema de creencias, y un lugar donde se estudia filosofía, o sea: Mikao Usui estudió teología cristiana en Estados Unidos. Esto me indica que puede ser que nunca Mikao Usui haya salido de Japón, que sus viajes representen una travesía alrededor de los segmentos del mándala del Buda de la Sanación que a menudo se denominan Tierras o países. El primer segmento se relaciona con la filosofía y la teología del buda Sak yamuni.

Historia Reiki versión occidental

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Versión occidental
Aplicar las interpretaciones taoísta y budista a la historia Reiki sobre el viaje de descubrimiento realizado por Mikao Usui, le da un profundo significado. Las edades de las personas pueden indicar su lugar en el mándala y su papel en una historia. Los jóvenes que desafiaron a Mikao Usui en su fe cristiana indican que la razón para que Usui iniciara su viaje de descubrimiento provino de la dirección equivocada y que en última instancia fallaría, lo cual por cierto fue así. Usui no encontró el Reiki dentro de las enseñanzas cristianas. Los jóvenes de la ciudad de los mendigos indican que la experiencia de Mikao Usui allí iba a desembocar en el fracaso, y eso fue lo que sucedió. Tuvo que regresar al monasterio para seguir meditando y estudiando. Un viaje espiritual suele comenzar con un fuerte anhelo que emana de nosotros mismos, pero que florece cuando recibimos la guía de una figura paternal. En muchas historias antiguas, cuentos de hadas y leyendas sobre una travesía heroica o espiritual, el héroe recibe ayuda o consejo de una anciana o un anciano sabios. Esto ocurre cuando Usui conoce al abad en el monasterio de Kioto.

Mikao Usui

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De regreso en el monasterio, Mikao Usui dedicó tiempo a meditar sobre Reiki y sobre cómo usarlo para que la soñación fuese permanente. Tras un período de meditación, Mikao Usui decidió que añadir los Cinco Preceptos al Reiki lo volverían más efectivo. Mikao Usui también llegó a la conclusión de que para que el don Reiki fuese apreciado era necesario un intercambio de energía. También decidió que no le impondría el Reiki a cualquiera y a todos, sino que lo pasaría a la gente que se interesara y lo quisiera incorporar a su vida.
Entonces, Mikao Usui comenzó a viajar por Japón, de aldea en aldea, de ciudad en ciudad, enseñando Reiki. A la luz del día, solía pararse en una esquina o en el mercado local con una gran antorcha encendida. La gente se reía de él y le señalaba que ya era de día, y que no era necesario llevar una antorcha encendida. Usui les contestaba que si les interesaba, él podía enseñarles cómo tener más luí, deleite y salud en sus vidas. Después, Mikao Usui los invitaba a ir hasta un templo cercano, ya por la tarde o al anochecer, para escuchar sus charlas sobre Reiki. Esperaba en el templo y lo enseñaba a quienes se interesaban lo suficiente como para ir a escucharlo. Los ancianos porque tenían menos problemas mentales/emocionales adosados a su endeble salud. Luego de aplicarles Reiki, enviaba a ios jóvenes al monasterio para que les diesen nuevas ropas, un nuevo nombre y un empleo. Un día, Mikao Usui notó que estaba viendo de nuevo a los mismos jóvenes. Les preguntó por qué habían repesado a [a ciudad de los mendigos. Su respuesta fue que era más fácil mendigar y hurtar que cambiar sus vidas y trabajar para vivir. Hondamente alterado, algunos dicen que cayó de bruces en el barro. Fue entonces que Mikao Usui se dio cuenta que estaba sanando el cuerpo pero no el espíritu o la mente.
En el camino monte abajo Mikao Usui se machucó un dedo. Se sentó y automáticamente colocó sus manos alrededor del dedo. Para su sorpresa, el dolor se detuvo y cuando miró la herida, ésta se había sanado. Al pie del monte se detuvo en una posada donde ¡a hija del posadero sufría un gran dolor de dientes. Mikao Usui pidió permiso para colocar sus manos sobre el rostro de la jovencita. No bien lo hizo, la inflamación se redujo y el dolor desapareció. Entonces, Mikao Usui pidió comida. El posadero le advirtió que la comida solicitada era muy abundante para alguien que había estado ayunando. Mikao la ingirió sin sufrir efectos adversos. A su regreso al monasterio zen Mikao Usui se bañó, cambió sus ropas, y requirió una audiencia con el abad. Cuando ambos debatieron cómo él podía aplicar su don sanador, Mikao Usui sanó la artritis del anciano abad. Eventualmente, se decidió que Mikao iría a la ciudad de los mendigos en Kioto, para ayudar a los pobres y los desamparados a vivir vidas mejores. Se dijo que trabajó allí durante siete años. En la ciudad de los mendigos, Mikao Usui decidió sanar a los hombres más jóvenes. Creía que ellos se sanaban más rápido que los ancianos porque tenían menos problemas mentales/emocionales adosados a su endeble salud. Luego de aplicarles Reiki, enviaba a ios jóvenes al monasterio para que les diesen nuevas ropas, un nuevo nombre y un empleo. Un día, Mikao Usui notó que estaba viendo de nuevo a los mismos jóvenes. Les preguntó por qué habían repesado a [a ciudad de los mendigos. Su respuesta fue que era más fácil mendigar y hurtar que cambiar sus vidas y trabajar para vivir. Hondamente alterado, algunos dicen que cayó de bruces en el barro. Fue entonces que Mikao Usui se dio cuenta que estaba sanando el cuerpo pero no el espíritu o la mente.

Energia reiki

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Conferir el don de la sanación. Tras debatirlo con el abad, Mikao Usui fue a un monte sagrado en las afueras de Kioto, donde se proponía ayunar, meditar y cantar según la fórmula que había hallado. Le pidió al abad que enviara un grupo a buscarlo sino regresaba dentro de 22 días.
Mikao Usui colocó 21 piedras ante sí y descartaba una por día para no perder la referencia temporal. El último día, justo antes del amanecer, Mikao Usui vio una luz brillante y deslumbrante que venia hacia él desde el este a enorme velocidad.
Advirtió  que si evitaba la luz podría no descubrir lo que estaba buscando, Mikao Usui se mantuvo donde estaba y dejó que la luz lo i pactara. Cuando el rayo de luz chocó contra su frente (tercer ojo fue derribado, y quedó inconsciente. Entonces vio cientos de burbujas coloridas que contenían símbolos e información sobre Re ki. Alrededor del mediodía recobró la conciencia. Se sentía mareado y energízado. Bajó rápidamente del monte para contarle abad lo que había sucedid

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